Las historias no contadas de Lukaz: parecidos quizás, iguales jamás

Lukaz era amigo mío, digo era porque hace tiempos que le perdí la pista, desde niño siempre sobresalió de los demás, de hecho no le gustaba ser del montón, sentía mucho orgullo de su mejor cualidad "ser distinto a los demás". Una de las frases que más me marcaron para toda la vida fue: lo fácil cualquiera lo hace, lo difícil requiere dedicación, y como yo tampoco soy cualquiera pues terminé adoptando esa filosofía para no ser del montón, pero mejor les sigo contando de Lukaz.

Su mamá desde pequeño lo educó para ser respetuoso con las demás personas, "si vas en el bus le cedes el asiento a los ancianos y a las señoras embarazadas", uhhh se jalaría los pelos si hoy en día viera lo que yo estoy viendo, es que su mamá era de otra generación que si sabía como tratar al prójimo. No es cierto que las nuevas generaciones no tengamos valores, porque yo he visto como en el bus gente de la generación anterior a la mía no hace lo que nos dicen que hagamos nosotros.

No era ningún superhéroe, ahora quien sabe, con eso de que con ponerse lentes y cambiarse el peinado ya no te reconocen, a lo mejor ahora si lo es, quien sabe si el niño que le ayudó a cruzar la calle a la señora el domingo pasado era él, o el caballero en su vehículo que me cedió el paso por la mañana, o la señorita del banco que se levanta a preguntar que necesitas y no se queda sentada pasando el tiempo. En fin, todos podríamos cambiar nuestra manera de vivir, y sacar el Lukaz que llevamos dentro, a nadie le gustan las comparaciones pienso yo [a mi no], entonces no nos comportemos como todos, parecidos quizás, iguales jamás.