El pequeño Carlitos era un muchachito tímido y callado; Cuando los demás niños volvían de la escuela, Carlitos iba siempre detrás de los demás. Los otros reían, conversaban e iban abrazados pero él siempre quedaba excluido.
Un día al llegar a casa, le dijo a su madre que quería preparar una tarjeta de San Valentín para cada chico de su clase.
Su madre no estaba muy de acuerdo con esto; pero decidió seguirle la corriente, compró papel, pegamento y lápices de colores. Carlitos le dedicó tres semanas; trabajando con mucha paciencia, noche tras noche, hasta terminar las 35 tarjetas.
El mero día de San Valentín Carlitos, entusiasmado acomodó todas las tarjetas que había hecho en su mochilla y salió de su casa corriendo a la calle.
Su madre decidió hornearle sus galletas favoritas, para servírselas cuando regresara de la escuela. Ella sabía que su hijo regresaría a casa desilusionado y de ese modo esperaba aliviarle un poco la pena. Le dolía pensar que él no iba a recibir muchos obsequios. Ninguno, quizá.
Esa tarde, puso las galletas en la mesa y acomodó un vaso de leche. Al oír el bullicio de los niños, miró por la ventana. Como era de costumbre, los chicos venían riéndose y jugueteando entre ellos. Y como siempre, Carlitos venía al último, aunque caminaba algo más de prisa que de costumbre.
Su mamá sabía que en cuanto entrará Carlitos estallaría en lágrimas así que lo encontró en la puerta, lo abrazó y le dijo, “te hice tus galletas favoritas”. Carlitos ignoró las palabras de su mamá y dijo: “Ninguno, ni si quiera uno”. Su madre sintió que su corazón se hundía mientras Carlitos decía: “No se me olvidó nadie, ni si quiera uno”.
A veces nuestro mayor desafío en la vida es aprender a dar antes de buscar una forma de recibir. Jesucristo dijo: “Hay más bendición en dar que en recibir”.
Gracias a http://masdelavida.com
Siento que antes era como Carlitos, totalmente desinteresada y entregada, en algún momento en el crecer fui perdiendo esa virtud, no del todo, pero ahora me descubro a mí misma pensando antes de servir en vez de ser servida. Es bueno recordar el mejor ejemplo de la historia, Jesucristo, y volver, haciendo mi mejor esfuerzo, a ser como cuando era más niña :)
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