Cuando era niño recuerdo solían asustarnos cuando nos portábamos mal, con que iba llegar el Cipitío por nosotros, de verdad que daba miedo, afortunadamente el canal de televisión estatal nos hizo ver que dicho personaje en lugar de ser malo ayudaba a la gente, así que las cosas dieron vuelta y el asunto pasó a ser más o menos así: "¿Y cuándo te venga a traer el Cipitío qué le vas a pedir? Yo una bicicleta, yo una pelota de fútbol..."
Pasó el tiempo y por muy mal que nos portamos nunca se llevó a ninguno de nosotros, así que no tuvimos bicicletas, ni pelotas, ni los demás juguetes que deseábamos, tampoco las golosinas que otros querían. Lo único real de todo fueron las travesuras que cada uno hizo con la esperanza que lo castigaran con el sueño de pedir su deseo al "mata tero tero tero, mata tero tero la".
Al retroceder en los recuerdos, veo cuantas veces habré fallado a mis padres en mi inocencia de niño, y a pesar de, ellos nunca dejaron de quererme, de cuidarme y darme todo lo que les era posible económicamente. Claro no estuve exento de uno que otro castigo pero el amor de mis padres siempre estuvo ahí. Ahora pienso que de haber sido un buen hijo hubiera tenido los juguetes que quería, pero el pasado ahí se queda.
Han pasado muchos años de aquella etapa, sin embargo algunos de mis amigos siguen esperando al Cipitío, haciendo cosas que saben no son correctas y quejándose de lo mal que la pasan. Tristemente no solo ellos actúan así, muchas personas se involucran en negocios inapropiados, en relaciones fuera de sus hogares o simplemente llevan un modo de vida como a ellos les parece, sin ninguna guía, pero esperando que todo les salga bien.
Gracias a Dios me encontró cuando yo andaba perdido, si el amor de mis padres era grande, el de Él lo es mucho más. Al pasar los años he ido dejando esa forma de vida en la cual haces cosas que sabes están malas pero aún así las haces y todavía esperas que Dios te bendiga cuando no andas en sus caminos. Esa actitud de niño estaba bien en aquella época, pero tarde o temprano te das cuenta que no puedes ir por la vida soltado de la mano de Dios.
Que el Cipitío no se robe las bendiciones que nuestro creador ha preparado para ti.
Feliz día.
Que el Cipitío no se robe las bendiciones que nuestro creador ha preparado para ti.
Feliz día.
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